sábado, 24 de marzo de 2012

Oxigenoterapia en Bebes


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Oxigenoterapia en bebes

El oxígeno es un gas que las células del cuerpo necesitan para funcionar apropiadamente. El aire que respiramos tiene normalmente un 21% de oxígeno. Nosotros podemos recibir hasta un 100% de oxígeno. 
 
¿POR QUÉ SE UTILIZA EL OXÍGENO?
Los bebés con problemas pulmonares o cardíacos posiblemente necesiten respirar mayores cantidades de oxígeno para obtener los niveles normales de dicho gas en la sangre.

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¿CÓMO SE ADMINISTRA EL OXÍGENO?
Existen diversas formas de administrar oxígeno a un bebé. El método que se utilice dependerá de la cantidad de oxígeno que se necesite y de si su bebé requiere o no un respirador.
Una campana de oxígeno se utiliza para bebés que son capaces de respirar por sí solos, pero que aún necesitan oxígeno adicional. Dicha campana es un domo de plástico o caja con oxígeno caliente o humidificado en su interior y que se coloca por encima de la cabeza del bebé.
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Por otro lado, se puede usar una sonda plástica suave y delgada llamada cánula nasal (CN). Esta sonda, través de la cual fluye el oxígeno, tiene puntas que encajan suavemente en la nariz del bebé. Para usar este tipo de oxigenoterapia, el bebé debe ser capaz de respirar sin ayuda. 
Otro método es un sistema de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés). Se utiliza para bebés que necesiten más ayuda con la respiración de lo que pueden obtener de una campana de oxígeno o una cánula nasal, pero que no necesitan de una máquina que respire por ellos completamente. Una máquina de CPAP suministra oxígeno a través de sondas con puntas nasales suaves. El aire está bajo presión más alta, lo cual ayuda a que los pulmones se expandan (inflen) mejor. La CPAP se puede administrar con un ventilador.
Finalmente, puede ser necesario un respirador o ventilador que le suministre al bebé una cantidad mayor de oxígeno y que respire por él. El oxígeno fluye a través de una sonda puesta que baja por la tráquea del bebé. El ventilador también respirará por el bebé si éste está demasiado débil, enfermo o cansado para hacerlo.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS DEL OXÍGENO?
Demasiado o muy poco oxígeno puede ser dañino. Si las células del cuerpo reciben muy poco oxígeno, se disminuye la producción de energía; con muy poca energía, es probable que las células no funcionen adecuadamente y mueran. Es posible que el bebé no crezca en forma apropiada. Muchos de los órganos que se están desarrollando, como el cerebro y el corazón, pueden sufrir daño.
Sin embargo, demasiado oxígeno también puede ocasionar lesiones. De hecho, respirar demasiado oxígeno puede ocasionar daño pulmonar. Además, bajo ciertas condiciones, la presencia de demasiado oxígeno en la sangre puede llevar a que se presenten problemas a nivel cerebral y ocular. Los bebés con ciertas afecciones cardíacas también pueden requerir niveles más bajos de oxígeno en la sangre.
El personal de enfermería y los médicos del bebé tratarán de equilibrar la cantidad de oxígeno que el bebé necesita. Si tiene  preguntas con respecto a los riesgos y beneficios del oxígeno para su bebé, hable de esto con el médico.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS DE LOS SISTEMAS DE ADMINISTRACIÓN DE OXÍGENO?
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Los bebés que reciben oxígeno por medio de la campana de oxígeno pueden resfriarse si la temperatura de este gas no es lo suficientemente caliente.
La mayoría (pero no todas) de las cánulas nasales utilizan oxígeno fresco y seco. A tasas de flujo más altas, esto irrita la parte interna de la nariz, ocasionando agrietamiento de la piel, sangrado o tapones mucosos en la nariz, lo cual puede aumentar el riesgo de infección.
Se pueden presentar problemas similares con los dispositivos CPAP nasales. Igualmente, algunos de estos dispositivos utilizan puntas nasales muy anchas que pueden cambiar la forma de la nariz.
Los respiradores mecánicos presentan muchos riesgos sobre los cuales se debe hablar con el médico.
SISTEMAS DE ADMINISTRACIÓN

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    Existen dos sistemas para la administración de O2: el de alto y bajo flujo. El sistema de alto flujo es aquel en el cual el flujo total de gas que suministra el equipo es suficiente para proporcionar la totalidad del gas inspirado, es decir, que el paciente solamente respira el gas suministrado por el sistema. La mayoría de los sistemas de alto flujo utilizan el mecanismo Venturi, con base en el principio de Bernoculli, para succionar aire del medio ambiente y mezclarlo con el flujo de oxígeno. Este mecanismo ofrece altos flujos de gas con una FIO2 fijo. Existen dos grandes ventajas con la utilización de este sistema:
  1. Se puede proporcionar una FIO2 constante y definida
  2. Al suplir todo el gas inspirado se puede controlar: temperatura, humedad y concentración de oxígeno
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   El sistema de bajo flujo no porporciona la totalidad del gas inspirado y parte del volumen inspirado debe ser tomado del medio ambiente. Este método se utiliza cuando el volumen corriente del paciente está por encima de las ¾ partes del valor normal, si la frecuencia respiratoria es menor de 25 por minuto y si el patrón ventilatorio es estable. En los pacientes en que no se cumplan estas especificaciones, se deben utilizar sistemas de alto flujo.
   La cánula o catéter nasofaríngeo es el método más sencillo y cómodo para la administración de oxígeno a baja concentración en pacientes que no revisten mucha gravedad.
Por lo general no se aconseja la utilización de la cánula o catéter nasofaríngeo cuando son necesarios flujos superiores a 6 litros por minuto, debido a que el flujo rápido de oxígeno ocasiona la resecación e irritación de las fosas nasales y porque aportes superiores no aumentan la concentración del oxígeno inspirado .
    Otro método de administración de oxígeno es la máscara simple, usualmente de plástico que posee unos orificios laterales que permiten la entrada libre de aire ambiente. Estas máscaras se utilizan para administrar concentraciones medianas. No deben utilizarse con flujos menores de 5 litros por minuto porque al no garantizarse la salida del aire exhalado puede haber reinhalación de CO2.
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Finalmente, hay un pequeño grupo de pacientes en los cuales la administración de oxígeno en dosis altas (20-30 litros por minuto) permite mantener niveles adecuados de PaO2 sin necesidad de recurrir a apoyo ventilatorio. Existe controversia sobre este tipo de pacientes. Algunos sostienen que la incapacidad de lograr niveles adecuados de PaO2 con flujos normales de oxígeno es ya una indicación de apoyo ventilatorio, otros prefieren dejar ese apoyo para el caso en que no haya respuesta aun con flujos elevados de O2.






MÉTODOS DE ADMINISTRACIÓN
  1. Carpa: el más usado. El flujo debe ser suficiente para permitir el lavado de CO2. Suele ser suficiente un flujo de 3 a 5 litros.
  2. Mascarilla: puede usarse durante el transporte o en situaciones de urgencia.
    1. Ventajas: un medio sencillo de administrar O2
    2. Inconvenientes:
      1. Mal tolerado en lactantes
      2. El niño puede quitársela fácilmente
  3. Catéter nasal: no usado habitualmente
    1. Ventajas. Útil en niños con enfermedad pulmonar crónica, ya que permite los libres movimientos del niño y la alimentación por vía oral mientras se administra el oxígeno
    2. Inconvenientes. Imposible determinar la FiOadministrada a la tráquea. El flujo requerido debe ser regulado en función de la sat. O2
  4. Tubo en "T". En niños con traqueotomía o tubo endotraqueal, hay un flujo continuo de gas. Se necesita un flujo de 3 a 5 litros para lavar el CO2 producido por el niño
  5. Ventilación mecánica. En niños que reciben P.P.I. o C.P.A.P., la concentración de O2 inspirado es suministrada por el respirador directamente en la vía aérea del paciente
Procedimiento
  1.  Mezcla de aire y oxígeno, usando:
    1. Dos flujímetros
    2. Un nebulizador donde se diluye el oxígeno con aire usando el efecto Venturi. (Solo administra gas a presión atmosférica)
    3. Un mezclador de gases que permita marcar la concentración de O2 deseada y administrarla con seguridad, incluso a altas presiones
  2. El oxígeno debe administrarse a la temperatura del cuerpo y humedificado
Precauciones y posibles complicaciones


    El oxígeno, como cualquier medicamento,debe ser administrado en las dosis y por el tiempo requerido, con base en la condición clínica del paciente y, en lo posible, fundamentado en la medición de los gases arteriales. Se deben tener en cuenta las siguientes precauciones:

  • Los pacientes con hipercapnia crónica (PaCO2 mayor o igual a 44 mmHg a nivel del mar) pueden presentar depresión ventilatoria si reciben concentraciones altas de oxígeno; por lo tanto, en estos pacientes está indicada la administración de oxígeno a concentraciones bajas (no mayores de 30%). En pacientes con EPOC, hipercápnicos e hipoxémicos crónicos, el objetivo es corregir la hipoxemia (PaO2 por encima de 60 mmHg y saturación mayor de 90%) sin aumentar de manera significativa la hipercapnia.
  • Con FiO2 mayor o igual a 0,5 (50%) se puede presentar atelectasia de absorción, toxicidad por oxígeno y depresión de la función ciliar y leucocitaria.
  • En prematuros debe evitarse llegar a una PaO2 de más 80 mmHg, por la posibilidad de retinopatía.
  • En niños con malformación cardiaca ductodependiente el incremento en la PaO2 puede contribuir al cierre o constricción del conducto arterioso.
  • El oxígeno suplementario debe ser administrado con cuidado en intoxicación por paraquat y en pacientes que reciben bleomicina.
  • Durante broncoscopia con láser, se deben usar mínimos niveles de oxígeno suplementario por el riesgo de ignición intratraqueal.
  • El peligro de un incendio aumenta en presencia de concentraciones altas de oxígeno. Todo servicio de urgencias debe tener a mano extintores de fuego.
  • Otro posible riesgo es la contaminación bacteriana asociada con ciertos sistemas de nebulización y humidificación.
Control de la Infección


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   Bajo circunstancias normales los sistemas de oxígeno de flujo bajo (incluyendo cánulas y máscara simples) no representan riesgos clínicamente importantes de infección, siempre y cuando se usen en el mismo paciente, y no necesitan ser reemplazados rutinariamente. Los sistemas de alto flujo que emplean humidificadores precalentados y generadores de aerosol, especialmente cuando son aplicados a personas con vía aérea artificial, generan un importante riesgo de infección. Ante la ausencia de estudios definitivos sobre los intervalos de cambio de los equipos la guía de la American Association for Respiratory Care (AARC) recomienda establecer la frecuencia de cambio de los equipos de acuerdo con los resultados obtenidos por el comité de infecciones en cada institución. 
En forma general, se recomienda hacerlo cada 2-3 días.






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